Recorremos un hogar donde los opuestos se encuentran. Aquí, conviven maderas de teca, marcos de oro, muebles de acrílico, arañas de cristal, tapizados de terciopelo, artefactos de iluminación de bajo costo y hasta una alzada montada sobre una pila de ladrillos en un escritorio recuperado.

Toda esta disparidad junta se ve armoniosa ya que se ha mantenido una cuidada selección de la paleta de colores. Predominan los negros, grises, marrones y blancos, añadiendo algunos toques de otros colores.

En cada ambiente se genera una tensión interesante, aunque con un delicado equilibrio a pesar de haber combinado diferentes estilos.